lunes, 17 de febrero de 2020

FANTASÍA AVENTURERA.

La imaginación alerta,
para cruzar las fronteras,
de la mente que la entrena.
Guardianes de oscuro acento,
vigilan cual causa ajena.
Nada detiene que expanda,
sus extraordinarias alas.
Cual nómada vuela y anda,
sin nada que la detenga.

La mirada que se aleja,
traspasa como una flecha,
los espacios que penetra.
Surca lagunas mentales,
para dejarlas repletas,
de suculentas ideas.
Sobre el filo se desliza,
de la afilada navaja,
que en descuartizarla sueña.

Cual manantial se derrama,
sobre la esponjosa tierra
y traspasa los umbrales,
de la esencia y la materia.
Sutil y alocada voz,
que allende el espacio llega,
embriagando lo que roza,
con su mirada magnética.
No grita, pero protesta.

Imaginación viajera,
trashumante y andariega.
Veloz o en calma cosecha,
las fealdades y bellezas.
Absorbe y bebe sin tregua,
de la realidad que emana,
de su fértil duermevela.
En inhóspitos parajes,
con desenvoltura medra
y se embebe del paisaje,
que con fruición vive y piensa.

Se duerme con los recuerdos
y la fantasía festeja.
De la mano de los sueños,
hace arrumacos al tiempo.
Ni reposa ni se aburre
y con la magia se acuesta.
Transita entre la locura
y la cordura imperfecta.
Sus padres son la ilusión
y la libertad sincera.

Imaginación que naces,
con la mochila repleta,
de fantasías y promesas.
Haces guiños al amor,
que busca en ti la respuesta.
No buscas gloria ni gestas,
para adornar la razón.
Tu aliado es el corazón,
que a tu aventura se entrega.



Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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