viernes, 28 de febrero de 2020

LA MUERTE DESNUDA.

Con una belleza incomparable camina la muerte hacia su amado balcón.
En sus vestimentas transparentes se nota sus bellos paisajes con grandes acantilados y jardines de flores, sus cabellos llegan hasta el suelo y al caminar destilan negras sombras que buscan un poco de luz.
Hermosa te miras desagradable muerte, que tristeza que la mitad de ti sean huesos, que tristeza que con arapos viejos te tengas que cubrir.
Por los huesos se nota que no tienes corazón, dime bella muerte ¿Por qué la mitad de ti es bastante humana?, ¿Por qué esa parte me hace suspirar por ti?.
Pareces Diosa en vez de mujer.
Qué tu piel tan negra y brillante no te haga sentir diferente, eres lo que eres simplemente muerte.
Tu desnudez ha marcado los atardeceres y en tu espalda las salidas del sol, no te cansas de mostrar que no sólo eres piel y que en ti el aroma a flores también está.
Dime muerte, ¿Por qué tú rico aroma es tan fuerte?, ¿Es así que con tu guadaña atrapas la poca vida de las almas?, ¿O es que acaso las hipnotizas como a mí con tus hermosas fuentes?
Dime muerte, que la desnudez de tu piel tan negra no te haga sentir diferente.
Tus ojos mi bella muerte y esos labios tan tersos que belleza la tuya aunque tus interiores también estén negros.
Muéstrame más bella muerte que me has cautivado, muéstrame más bella muerte aunque me lleves a tú lado.


Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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