Amor, no te quedes solo de noche,
ya no quiero que con cada mañana,
ésta ilusión se tenga que esconder
entre destellos que asoman del alba.
Esta ilusión de ver los amaneceres
abrazado a la mirada de tus ojos,
de renovar con un beso cada dia,
el fuego que hay en mí dormido.
La ilusión de ser el dueño,
de aquella primera palabra,
que a tu alma
traiga de vuelta
de la penumbra de la noche y del sueño.
Amor, ya no te quedes en la brevedad,
¡no te pido que jures promesas!
amor que sobrepase eternidad,
solo te pido días que no tengan tristezas.
Amor vivamos a la luz del dia,
componiendo con cada detalle
de ésta vida una hermosa melodía,
para que el corazón cante y nunca calle.
Amor, Yo quiero de ti la pasión,
también quiero de ti la inocencia,
pero anhelo que en tu conciencia,
siempre habite de lo nuestro la ilusión.
La ilusión que aunque no eterno,
seamos la luz exacta del amanecer,
hasta que la parca busque el momento,
y a la profunda y eterna noche nos lleve.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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