Si tan solo tuviera el silencio que tu
respiración provoca,
cuando surca cantando entre tu cuerpo y el
mío,
si tan sólo pudiera romper el vacío que llena
ese espacio,
para poder curar esta soledad, para alegrar
esta tristeza,
para llenar con tu calidez el hueco de mi
alma.
Si el final de todos mis días terminara en tu
regazo,
a mi pecho no acudiría ésta melancolía,
pero no puedo tenerte siempre, la soledad hoy
me acompaña,
éstos agridulces versos se derraman como
sangre de mis venas,
y mis manos te buscan, te quiere encontrar mi
aliento,
mis suspiros reclaman tu ausencia.
Si tan sólo tuviera el silencio
que tu mirada provoca,
cuando a mis ojos penetra
estremeciendo hasta el alma,
acompañándose con la dulzura
de
aquella sonrisa, que callada
entona
cuánto me amas.
Bastaría sólo eso para curarme todo,
Tú que salvas mi ser de mi propio mal,
que de mí mismo me sanas,,
bastas solo tu y la canción de tu silencio,
sólo tú y la grandeza de tu amor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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