Cómo vuelan
los anhelos,
cual Golondrina sin nido,
que se ve surcar los cielos,
más su destino desconocido.
Y se sabe de su existencia,
de su solitario y mustio vuelo,
cual el sentir en la conciencia,
que inconfeso guarda el celo.
Cuantas elucubraciones,
aparentan ser certezas,
engañando corazones,
fantasiosas sutilezas.
Y como Golondrina,
que vuela los cardinales;
La imprevista llovizna,
es pregón de arrabales.
Así el amor:
Tantas veces incierto.
Se hace clamor,
al corazón desierto.
Mi flamante viajera,
el alma sobrevuelas
y aunque seas quimera,
te amaré aunque duelas.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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