Pasó de repente como pasa el viento
y yo muy contento vi que me miró,
me vio de reojo y yo sin aliento
vi pasar mis sueños y me despertó.
Sus ojos de mar su cuerpo de diosa
su encendida boca y su caminar,
pudieron lograr que la viera hermosa
como va una novia rumbo del altar.
Bien le pude hablar y quedé callado
pasó por mi lado y no pude más,
me perdí en su aroma y al no haber hablado
ella se ha alejado, no volvió jamás.
Si el amor se escapa nunca ha de volver
y hoy ya sé que tiene... ¡Rostro de mujer!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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