Se les escondieron los sentimientos
las penumbras por fin se las ganaron
y a las linternas de sus pensamientos
el hielo del rencor las apagaron.
Pues simplemente solo se miraron
mientras parecían dos monumentos,
bien pudieron y nunca se besaron
y al fin, ganaron sus resentimientos.
Ambos ya duermen tristes y amargados
hoy cada quien finge que tiene amor,
aquel que no dejaron suceder.
Dos corazones laten lastimados
los ha herido la daga del rencor
que un beso... ¡Bien lo pudo deshacer!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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