Podría escribir de ti tantas cosas,
más todas serían triviales. Dudosas;
Fútiles a tus virtudes maravillosas.
Tampoco lograría perfección,
como Poeta, Escultor o Pintor.
Pues ni musa, destreza o imaginación
harían obra perfecta en tu honor.
Siendo Poeta:
No podría plasmar sublimidades de tu alma.
Escultor:
Incapaz sería esculpir aristas de tu corazón.
Pintor:
Mi lienzo no revelaría tu deidad interior.
Por tanto: Ni te pinto, ni te esculpo ni te
verso.
Te pienso: Porque en mi mente llevo inmerso:
Lo que sientes, lo que tienes… Lo que eres.
Especial y única. ¡Suigéneris de Mujeres!
Y para no pecar:
De fatuo al esculpir, pintar o versar,
no te esculpo, ni te pinto ni te verso,
más te sublimizo en mi pensamiento.
En ese íntimo e inédito universo,
donde sin imperfección de verso,
te esculpe mi alma con dedicación
sobre el parnaso perfecto del corazón.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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