Ante mi abrazo te sentí rendida,
te sentí tan sumisa, tan encantadora
y mis labios se posaron a los tuyos
desatando mil sensaciones llenándonos
de suspiros de ansias de amor y de placer.
Fue un instante tan mágico, uno de esos
siglos-instantes que el amor nos brinda,
escribiendo mil versos con cada beso que se
daban nuestros labios.
Y te sentí temblar al igual que las flores
al soplo de la suave brisa,
y en mis abrazos te abrazaba tan fuerte
una y otra vez para llenarme del perfume de
tu piel, para llenarme de ti.
Y te sentí perderte en mis labios,
al compás de un gran beso
que lleno tus labios de suspiros,
Y sentí tu corazón latir, tal como late
al manotazo del ciclón la hoja,
y me abrazaste tan fuerte que nuestros
corazones latieron en un solo compas,
Y te sentí vencida, con el lento
y anhelado y temido vencimiento
del sol, cuando la Noche llega
y adoré tu sensual ,tus muecas
de niña, tu forma única de abrazarme
por la espalda y caminar apegada a mi
¡y te sentí profundamente mía!...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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