martes, 10 de marzo de 2020

LA PROSTITUTA.

Iluminan sus labios la borrosa noche.
camina la calle palpitante, temerosa
entre las llamas de babeantes lascivos
que pagan por sus caricias de agonía.

Tu naufragio es mi naufragio,
tu guarida mi guarida,
tu miseria mi miseria,
tu tristeza mi alegría.
Yo soy … ¡tu naufragio!


envuelta en un frío latente que cubre como un manto incandescente, mis mejillas sonrojadas medio pintadas para disimular el desvelo de mis madrugadas.

Noches en soledad,
ojos a la intemperie,
cuando las caricias son barbarie,
del algún hombre asiduo a la felicidad...

Desnuda eres, niña
durazno aterciopelado
una hora en antumbra,
quince minutos en penumbra.

Amada chicuela, playa pisada y desflorada
besada por el sol, acariciada por las olas
das el amor que no tienes, entregándote
en cuerpo y alma a quien no te merece.

-¿Cómo te pagaré, beldad hecha lujuria?
¿Cómo te compraré, cándida víctima de trata?
-Cómprame por siempre, no por una hora.
Con risas primero y gemidos después.

Queso en oliva, charqui en miel
tal vez sea tu sonrisa
tal vez sea tu voz
niña, algo en mí provocas.

Mirada de niña sugerente
y a la vez seductora,
haciéndose la inocente
y también provocadora...

Boca de labios gruesos
besando con desconfianza,
después de sentir mi cuerpo
me besa hasta el alma...

Morena de cuerpo bello
con sabor tropical,
le beso desde el cuello
hasta llegar a su mitad...

Una amenaza me hiciste
por una propuesta indecente,
utilicé hasta mis dientes
y de ese modo cumplirle...

Creí mi objetivo cumplido
y sus manos me contuvieron,
me mantuvo ahí retenido
hasta que nuestros labios se unieron...

Sentí su placer exprimido
y su mirada contenta,
sentí que su amor era mío
así como su entrepierna...

Quiero que sea mi hembra
aunque sea ocasional,
que se entregue completa
como su amor pasional...

Quiero que sea mi secreto
y tenerla sólo para mí,
gozarla toda ella prometo
y con lo mío hacerla feliz...

Hacerme dueño de sus besos
de su boca y de su cuerpo,
besar y lamer todo su sexo
que sepa que así la quiero...

Quizás sea sólo ilusión
calentura del momento,
algunos lo llaman pasión
a cambio de unos pocos pesos...

Ella se me entregó
sin prisa ni temor,
su deseo me encandiló
y nos hicimos el amor...


Autor  
Antonio Carlos Izaguerri

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