¿A qué sabe el olvido?
Sabe a tu boca urgida de besos
Al sabor agridulce que bebía en tu cuerpo
a noches glaciales de cama impía
Sabe a las vigilias pensando en tus ojos
Y en esas miradas que ya no son mías
En tu pelo negro hilado en mis dedos
y esa manía de buscarte a veces
en esos burdeles donde te perdía
o en esas otras pieles que loca mordía
sin poder hallarte y sentirme luego
menos que la nada, sucia y vacía
Me sabe a lágrimas de absurda impotencia
de saberte lejos sin tener conciencia
que el olvidarte no estaba en mis cuentas
¿A qué sabe el olvido? Vaya la pregunta
Sabe a este recuerdo que arrastro conmigo
al dolor de sentirte dentro
como puñalada certera en mi pecho
Y el miedo enorme de nunca olvidarte
y sacarte del alma
y seguir maldiciendo el amarte tanto
Saberte en otros cuerpos
gozando en sus labios el dulce sabor
que mordieras en mi boca y te placía tanto
Y dormirme abatida repitiendo tu nombre
Y al despertar sentir que no existe ningún
otro hombre
que pueda calmar el dolor que dejaste
¿A qué sabe el olvido?
Solo
una respuesta tengo para darte
me sabe a veneno, al dulce veneno
que corre en mis venas por seguir amándote
sabe a la impotencia de no cerrar la herida
sabe a ausencias, a mortal despedida,
sabe a tu recuerdo que amarga mi vida.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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