El aroma que expedías se ha quedado
impregnado,
Intento exorcizar cada memoria contigo,
Mil veces te olvido,
Y mira, aún no lo consigo.
Recuerdo el ultimo día que te vi,
Maldigo el haberte dejado partir.
¡Regresa a recitarme! ¡regresa a acompañarme!
No encuentro tus sonatas en ninguna parte.
Vivaracha y tenaz al conseguir mi atención,
Amante del silencio,
Mi embajadora de la soledad.
Amante de los libros y la libertad.
Divino ser astral que jamás podré olvidar
Intento refugiarme en amnesias temporales
Tu abismal ausencia me persigue
Un poco de licor y la misma conclusión:
patético creer que puedes olvidar a seres
inmortales.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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