Es mi biografía ya sin tiempo,
en la cronología senil de la vida,
yace su fecha sin energía ni aliento
y ni siquiera en historia convertida.
El paladar de la parca impía,
ronda ávida de carne podrida,
mientras el alma aferra la vida,
contendiéndola en férrea porfía.
Así inanimada es la historia,
cual fósil de un tiempo pasado,
semejante a olvidada noria,
sobre pozo cuya agua ha secado.
Es magna sepultura de antaño,
que ni el olvido ya ha visitado
y sin recuerdo sus dorados años,
es cardo que el tiempo ha plantado.
Mas el trama de nuestra historia,
será vestigio indeleble. Viviente,
trascendiendo avernos y gloria,
para perpetuarse eternamente.
Anécdotas de un tiempo sin edad,
que pasó sin
detenerse ni esperar,
pero allá en la virtual eternidad,
nuestra crónica ostentará su altar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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