Es cierto que no me quedé con tu cuerpo,
Ni con los besos húmedos de tu boca,
Tampoco pude adueñarme de tu tiempo,
Y menos romper ese corazón de roca.
Pero tus pensamientos me persiguen,
Y me hacen volar hasta tu cabeza.
Son solo ellos los que te castiguen,
Con la soledad y una infinita tristeza.
Ahora que convives con ella acompañada,
Y lees los versos de mi alma así,
Sabes que el amor que necesitabas,
Se encuentra conmigo, dentro de mí.
Es cierto que también me quedé sin ti,
Pero yo sé que me encontraré con el amor,
En el corazón de otra mujer, por ahí,
Y tú solamente sentirás dolor …
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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