Forjaría magnífica poetría,
para conquistar a tu pervertida
sonrisa, que desnuda a mi vestida
paz. Pues ella a tus ojos espía.
Con miles de estrellas abrazaría
el fuego de tu silueta teñida,
sobre dulce vino, que le da vida
a esta muy peligrosa profecía.
Tu semblante... un cruel coqueteo,
que palpita siempre que pestañeo
y que enloquece cada vez que te veo.
Pero... ¿De qué me sirve regalarte
este simpático y muy sincero arte,
si solo en mis sueños puedo besarte?
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario