martes, 21 de abril de 2020

EL MIEDO LEVANTA PIEDRAS.

En el corazón del miedo
se construyen las trincheras,
fosas sépticas que infectan
a los órganos y arterias.
Todo pudre sin remedio
cuando la verdad asusta.
Y así se queda la vida,
con las verdades a medias.

Temor que en el sueño anida
como una falsa promesa,
que envuelta en las pesadillas
hace cuna en las quimeras.
Miedo que al valor constriñe
como apresan las cadenas
Y se ahogan los valores,
en las insondables presas.

El amor se va fundiendo
en crisoles de esperanza
y quedan secos los moldes,
de relaciones pasadas.
Entre los huecos se cuela
que los recuerdos dejaron
y se torna en amalgama,
el poder de su reclamo.

Tiemblan briznas en el aire
como luces que titilan
y se pierden al socaire,
del ritmo que las impela.
Sin voz se van diluyendo,
como frágiles pavesas
y entre las nubes sucumben,
como fallidos profetas.

Nace el temor de la duda
si la duda es traicionera,
más hace falta la duda
para conseguir la meta.
Duda el sabio en la ideas
y sin dudar vive el necio,
en su necia singladura.
La duda la imagen siembra
de la existencia vivida.

En el corazón del odio
se construyen las insidias,
festonadas de crespones
para tapar la codicia.
Mientras el núcleo se pudre
envuelto en miedo y desidia.
Vacíos se quedan los cofres
donde se guarda la vida.

Amor que inunda las fosas,
las impenetrables simas.
Que de lo auténtico nace,
para enriquecer la vida.
Amor que lo invade todo,
hasta las penosas ruinas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

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