martes, 21 de abril de 2020

EL VERSO CRUZÓ LA PUERTA.

Versos que buscan con ansia
entrar en los intersticios,
vacíos de pura sustancia
y llenarlos con la esencia,
que rezuma en las palabras.
Versos que saltan fronteras,
como gacelas aladas.

Entre instantes se entretiene
y entre latidos se pausan,
para derramar las notas
de las cuerdas de sus canas.
Cada fibra es un suspiro
que aletea entre las almas
y va dejando su impronta,
en recias encrucijadas.

Versos que acunan la vida
o en el ánimo restallan,
seduciendo los sentidos
o despertando las ganas.
Sobre el ritmo la cadencia
de figuras que se agrandan
para llenar las orillas,
desbordadas de palabras.

Inquieta la vida sigue
impertérrita y nostálgica,
con los sonidos clavados
en la vacilante calma.
Los versos danzando al aire
para enamorar el karma
y sanando la heridas,
dar calor a las heladas.

Rítmicas noches de euforia
en la envolvente nostalgia
y efluvios en los rincones,
donde las mentes se aman.
Rimas que sellan los labios
para que el verso sea alma,
y espíritus danzarines,
para que alivien las brasas.

Seduce la roja hoguera
de la pasión que la ensalza
y las palabras se pierden,
entre las furtivas llamas.
El resplandor de los versos
viste de rojo la cara
y como faros de magia,
los ojos siguen la danza.

Versos que al verbo acarician
y versos que al ego alcanzan.
Con la seda de sus notas
o con la fibrosa vara.
El humor de las heridas
como un bálsamo restañan
y flotan entre las dudas,
para apartar la ignorancia.

Amor que inyecta la sangre
en la pasión que hace falta.
Poesías en las arterias
que bombean la esperanza
y en el corazón la rima,
para llenarlo de magia.
El verso cruzó la puerta
donde la verdad le aguarda.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

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