Te vi llegar como primavera,
lozana,
florida, placentera,
pero estacional y pasajera,
entre realidad y quimera.
Te sentí quedar en mi Estío
cálida, húmeda. Acariciante,
más dentro del corazón mío,
se cernía la duda agobiante.
Y entre Otoñales vientos,
y lluvia de hojas coloridas,
sentí fríos nuestros alientos,
como frías son las despedidas.
No menos el frío invernal,
que pronto heló el alma,
pero entre tormenta y calma,
te sentí virtual y carnal.
Estabas en mis estaciones,
de tiempos malos y buenos,
y juntos nuestros corazones,
palpitaron gozosos y serenos.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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