Camino hasta la puerta que da a la calle,
me detengo bajo su marco
y me acuesto a un lado de él,
me detengo por unos minutos y espero,
espero verte llegar.
La tarde está muriendo, la noche llega
y la envolverá y tragara,
la tarde ya se está yendo
y tú sigues sin poder llegar, dime dónde estás.
Trato de arrancar mi mirada
que apunta hacia ese lugar
por el que debes aparecer,
pero sólo aparece la noche, el silencio
y con ello la oscuridad
que en algún momento a mí también me va a
tragar.
En un momento de cordura,
obligo a mis pies a regresar por sus pasos,
me doy
cuenta que no llegarás,
obligo
a mis pies a memorizar cada paso,
porque mañana volverán a marchar
hacia este mismo lugar a esperar verte llegar.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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