A la orilla de la añoranza
soporta la flama de la angustia,
ésa que la sofoca y asfixia
con las ansias de volver a verlo.
Percibe la danza alborotada
de las flamas de los nervios
bailando de un lado a otro
agitando sus pensamientos.
Una llamarada de dudas
la asalta por las noches ...
¿Será que ya no regrese?
Aleja todo mal pensamiento.
Atiza con fuerza la fe
y vuelve de nuevo la confianza,
en su corazón la esperanza arde
llenando su corazón de calor.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario