Se desnudó la vergüenza,
presa en ropajes de seda
y se vistió la mentira,
con ropas de fina tela.
Se fue abriendo la cancela,
donde habita la existencia,
en el vientre prisionera
y se libró la apariencia,
de falsas perlas de cera.
Se fue quedando desnuda,
sin sus vestidos de fiesta,
la mentira que entre luces,
busca cegar a quien piensa.
Tocado de fina plata,
busca la dádiva el necio
y se viste de arrogancia,
quien vive para el desprecio.
De mil colores se visten,
las flores con elegancia
y desnudan sus olores,
para expandir su fragancia.
Se desnuda la ignorancia,
cuando adorna sus errores.
De amor se cubren las almas,
de sus desnudos temores.
Se desnudaron las vidas,
en tramoyas camufladas,
libres de superfluos mitos,
que a su raciocinio engañan.
Viste de negro el destino,
cuando son grises las almas
y se abrigan a los parias
con derechos que les faltan.
Se fue vistiendo la noche,
con flecos de Luna clara,
mientras se desnuda el Sol,
para renacer mañana.
La sombra cede a la luz,
para desnudarse ambas
y el amor se queda en medio,
para que no falte nada.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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