Tu cuerpo es la delicia de mis días
y sobre todo de mis noches locas,
en las que con seis labios de dos bocas
contra el pudor perpetras tropelías,
y es brújula de amor con que me guías
al norte del deleite, en cuyas rocas
estrellas mi razón y la dislocas
haciéndome venéreas virguerías.
Tu curvilíneo cuerpo es el anzuelo
en el que puso Venus carne fresca
que muerdo con furor y así me pesca.
Tu cuerpo -que a dos leguas funde el hielo-
es una logradísima añagaza
con la que el hábil Eros me da caza.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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