Te descubre tu mirada
y tus labios entre abiertos
me dicen que estás ansiosa
por cerrarlos con mis besos.
Y tus ojos dos desiertos
que producen espejismos,
me señalan al mirarme
que te lleve al paraíso.
Tan solo debo tomarte
para amarte a mi manera,
sé que puedo y no podré
robar una fruta ajena.
No me juzgues de ligero
me gustas y me deseas,
te deseo pero adiós ...
sabes bien que alguien te espera.
Mas cuando caiga la noche
recuerda que yo te espero,
para darte mis caricias ...
debajo del limonero.
Tanto tiempo lo hemos hecho
que no sé si ya es costumbre,
pero no es amor sincero
es pecado … y huele a lumbre.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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