Era una mañana soleada con un poco de brisa en
el ambiente , que hacía que las hojas de los arboles cayeran poco a poco en el
piso, al paso de los transeúntes que trataban de cruzar rápido por la populosa
calle de los almendros, el muchacho se levantó temprano en la mañana como tenia
acostumbrado, se cambió rápido de ropa y salió para la calle, ese día decidió
ir a ver a una muchacha de pelo negro, que hacía tiempo que no la veía, solo
sabía de ella por escasos correos que le llegaban a su correo electrónico, que
a los 5 meses de dejarla de ver, dejo de recibirlos; y no sabía cómo sería
recibido por ella, pues hacía meses que no escuchaba su voz, entonces se
dirigió a la calle de los almendros. Todavía estaba en su mente los recuerdos
de la muchacha, su pelo negro, su piel blanca, sus ojos como dos soles, de los
cuales no quitaba la vista cuando acostumbraba a hablar con ella, por las
mañanas sobre todo, conversaban sobre el día que paso, del trabajo, de si
extrañaba su compañía en las tardes cuando se quedaba sola absorta en sus
pensamientos.
Pero no sabía cómo sería recibido después de
tanto tiempo, para su sorpresa, no fue ni recibido, porque no pudo ver a la
simpática muchacha, al salir hasta el lugar donde se suponía que estuviera
ella, tenía la esperanza de que la volvería a ver, a cada metro que avanzaba
sentía que no había pasado nada entre los dos, que el tiempo no había borrado
de su memoria aquellos momentos de felicidad que pasaron juntos, sentía que
todavía ella lo quería como cuando se vieron por primera vez, que era tanta la
empatía que había surgido entre los dos en aquella época, que era muy difícil
que ella lo hubiera olvidado de forma tan rápida, así de una vez.
Al otro lado de la ciudad mirlenys de pelo
castaño oscuro, y de tez blanca, estaba sentada en la parada del ómnibus, ese día
decidió que no iría al trabajo. Y decidió ir al centro de la ciudad a ver las
tiendas y comprar ropa o algún adorno para la casa.
Totalmente decepcionado el muchacho pues no
pudo ver a la muchacha, regreso para su casa, en el viaje de regreso pensó que
no tuvo suerte y que en pocos días la vería de nuevo, hasta que al fin cruzo la
calle de los almendros, cerca de su casa, entro y encendió la televisión, para
apagarla a la hora pues se había quedado dormido sobre el sofá, ese día se
levantó muy temprano para ir al trabajo de la muchacha. Pasaban los días y no
pudo verla.
A la semana pensó en llamarla a su casa pero
la mala suerte lo perseguía y había olvidado su número de teléfono. Así que
nuevamente paso cerca de su trabajo, pero para su desdicha no pudo verla, en
tiempos pasados era fácil para los dos hablar casi todos los días, casi que era
una costumbre que la viera todas la mañanas, con su deslumbrante figura al
pasearse entre los árboles que crecían en el lugar, estando en perfecta armonía
con la naturaleza que le rodeaba en aquellas ocasiones, junto a su conversación
agradable y fluida que la hacían relucir a veces entre las demás muchachas que
laboraban en ese lugar; por lo que llego a la conclusión de que mirlenys ya no
quería verlo.
Al mes de pasar todo aquello el joven Jorge se
sentó a meditar sobre todo lo sucedido entre mirlenys y el, que después de
tanto tiempo de espera no pudieron encontrase nuevamente, ni siquiera como
amigos , el tiempo les había jugado una mala pasada, cosas de la vida, hasta
recordó que en su época de adolescente, cuando una pareja era rechazada por la
otra o terminaban , decían que ese amor que sintieron ambos alguna vez , se
convertiría después en odio, cosas de los adolescente de aquella época pasada,
pero ya Jorge tenía como 30 años y en realidad no sentía ningún tipo de odio,
ni de rencor por mirlenys , ahora estaba más bien preocupado por lo que sucedió
, así que como no hallaba ninguna respuesta lógica a aquella situación decidió
no insistir más, e hizo como ella, se acordó de lo que dicen la mayoría de los
enamorados en ese tipo de situaciones, que dice más o menos así; si la quieres
déjala libre, si no volvió, nunca fue tuya.
Entonces después de haber tomado aquella
decisión, de no insistirle más a mirlenys, es que no tenía otra opción, la
muchacha no lo quería ver más, a pesar de todos los momentos de felicidad que
pasaron juntos, todavía recordaba aquellas miradas matinales entre los dos, que
irradiaban un sentimiento de simpatía y de amor entre ambos, a veces con solo
mirarle a los ojos ella le decía todo lo que sentía por él, y enseguida se
alejaban para seguir hablando ellos dos solos, en la intimidad , alejados de la
algarabía de la gente.
Pero todos esos momentos ya eran cosa del
pasado y el muchacho sentía que ya la había perdido, aunque no había perdido la
esperanza de verla nuevamente, así que el tiempo paso, pasaron semanas, meses,
y una tarde para sorpresa del joven sin querer vio a la muchacha pasar cerca de
él, se detuvo cerca del lugar donde él se encontraba, pero ella para su
desdicha no lo saludo, ni trato de hablar con él, aunque si estaba seguro de
que ella lo había visto, hacia casi un año que no sabía de ella, cuando la vio
se sorprendió un poco, pues ya había perdido todas las esperanzas de verla
junto a él otra vez, fueron apenas minutos lo que duro aquel encuentro o más
bien desencuentro , porque al mirarle a los ojos, el joven se dio cuenta de que
ya la muchacha no quería nada con él, por lo que ambos siguieron su camino y no
se vieron más. El joven después de aquel encuentro se prometió a si mismo que
le haría una carta para decirle todo lo que aun sentía por ella a pesar de ya
no estar juntos, pero pasaron los meses y muchacha le envió un mensaje a su
teléfono, respondiendo un mensaje que él había enviado hace unos meses, el
preguntaba por ella, y la saludaba, para ver si podían retomar una nueva
relación, aunque con poco esperanza de que esto sucediera, pues la mujer le
dijo que eran solamente amigos por otro mensaje y que la relación que existió
entre ellos se había terminado, y que la razón era que ya no sentía lo mismo
que antes por él, y que tenía una nueva relación.
Por lo que el joven decidido no escribirle más,
y que llego a la conclusión de que el amor que alguna vez los unió, había
desaparecido como el agua en el desierto y tenía que tomar la lamentable
decisión de separarse de ella, como ella misma lo deseaba, después de todo la
estaba complaciendo, se decía para sus adentros. Así que no le dio más vueltas
al asunto y se trazó un plan para olvidarla y se fue a buscar un nuevo amor,
otra mujer, que calmara su sed de amor, y que lo comprendiera como hombre que
necesita también de amor y cariño. Y así fue, el nombre de mirlenys no se oyó
más a su alrededor y con el paso de las semanas conoció a otra mujer que si
supo comprenderlo y se enamoró perdidamente de esta nueva muchacha, al punto
que cuando estaba con ella, creía que mirlenys fue solo algo del pasado, como
una estrella fugaz que se perdió en la noche.
Haciéndole finalmente honor a la frase que
dice, que amor con amor se paga.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario