martes, 23 de junio de 2020

BLANCA PÁGINA QUE MIRA.


Una hoja en blanco te mira,
desde el fondo de la sima,
ojos níveos retadores,
de acero son las pupilas.
La blanca página sabe,
de temores y vigilias.
Vibran los nerviosos dedos,
ansiosos por escribirla.

Letanías se repiten,
como mantras que respiran
y van calando en el alma,
como un virus que se enquista.
Como saltimbanquis ruedan,
como bailarinas giran,
sobre páginas de nácar,
que seducen como ninfas.

Letras que parecen gnomos,
caracteres que se eclipsan,
danzando como posesos,
sobre la página viva.
Canta armoniosa la rima,
con sus voces cristalinas
y va aumentando el deseo,
de plasmar sueños de tinta.

Una palabra que fluye,
como un manantial sin prisa
o avasallando la idea,
en la hoja se desliza.
Vive el poeta sintiendo,
pisando sobre la tierra
y los versos se decantan,
como armoniosas premisas.

La vida salta o se encierra,
sobrecogida o airosa,
vivaz, libre y caprichosa,
con la belleza asombrando,
pertinaz o perezosa.
Jugando alegre el felino,
nunca a sus crías olvida,
como un muelle que reposa.

Blanca la hoja te mira,
con su lechosa sonrisa,
esperando los requiebros,
de la mente que cautiva,
para preñarla de voces,
de sentimiento y poesía.
De plata miran sus ojos,
siempre cuajados de vida.

Poeta de tiernas letras
o de palabras que gritan.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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