Todas las fragancias del jardín te has puesto.
Todos los aromas del campo absorbiste.
Pétalos sencillos del salvaje espliego
decoran tu pelo que de gala viste.
Del alegre arroyo, sus cantoras aguas,
con lirios vistieron tu cuerpo divino.
Y un Céfiro dulce dejó en tus mejillas
pétalos de almendro con suaves suspiros.
Rosas, rosas, rosas tu encarnada boca
con sabor de fresas. Matices rojizos
compiten de lleno con las amapolas
entre los trigales de un rubio pajizo.
¡Qué dulces perfumes. Qué bellos colores!
¿Qué manto celeste tu sustancia arropa
cubriendo tu cuerpo sin tapar tus flores?
¡Oh, diosa preñada de naturaleza!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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