Tus ojos, bellas joyas de obsidiana
perfectos sus contornos achinados
dejando a mis sentidos encantados,
son obra de muy fina filigrana.
Tu cara con luceros se engalana,
brillantes de curiosos acabados
que dejan mis sentidos cautivados,
y son dignos de rima becqueriana.
Contigo se cumplieron mis ensueños,
primero fueron solo una obsesión,
después de la fogata, rojos leños.
Beldad que dominó mi corazón,
cambiando la quimera de mis sueños
por las verdades llenas de pasión.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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