Porque mi vida
ha perdido sentido,
porque el calor
ha dejado mi nido.
Porque mi voz
sale quebrada de mi garganta,
porque di más
de lo que en mi corazón quedaba.
Porque caminé de prisa,
esquivando piedras en el camino,
sin sentir que estas
a mis pies laceraban.
Porque mi huella sangrante
perdió su destino
y mis versos vacíos
llegaron a su final.
Porque todo cuanto tuve
eché a perder,
no tuve fuerzas en mis brazos
para poderlo contener.
Porque la nostalgia estuvo
siempre a mi lado,
porque calle antes
de poder opinar.
Porque mi paso invisible
a nadie pudo alumbrar,
porque fui quimera,
fantasía y nunca realidad.
Porque concluí
sin poder comenzar,
porque volé
sin todavía caminar.
Porque mis dedos
olvidaron escribir,
porque mi mano silente
ya no quiso despertar.
Porque me cansé
de tanto llorar,
me cansé de esperar,
porque mi cuerpo perdió suavidad.
Partiré
sin voltear atrás,
sin mirar si hice algún mal
y sin saber si necesito
pedir perdón.
Porque mis ojos
guardarán para sí
todo lo bello que pudieron tocar.
Y mis labios callarán,
aunque nunca dejarán de besarte,
porque fuiste todavía más allá
que lo que mi propio
corazón pudo soportar.
Porque mis manos
que alguna vez te alegraron,
se han quedado heladas,
se han quedado desoladas.
Partiré
como hoja muerta,
como mariposa hermosa
que supo madurar.
Partiré
como una flor deshojada
y sus pétalos pisoteados
sin poderlos levantar.
Porque di más
de lo que yo misma soy,
si fui poco o fui mucho
ya no importa ahora.
Fui reloj
que ya no quiso avanzar,
soy solo un alma
esperando su final.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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