viernes, 5 de junio de 2020

QUE SIENTE Y PIENSA.


Peinan la vida los verdes prados,
con la caricia de su descaro
y va limando las asperezas,
con la paciencia de la pereza.

Vuelan los ojos entre los párpados,
con la experiencia de la certeza.
Canta la carne en su añoranza,
con la videncia de lo pasado.

Beber del néctar de la templanza,
sentir el viento rozar el alma.
Vivir sin rumbo como quien danza,
sobre los pasos de ritmo vago.

Sentir la ola que te derrota,
fuerza que abate como un combate.
Amar del beso su sabia boca,
con la locura del sentimiento.

Trasnocha el tiempo de la ternura,
para dar tiempo a la caricia
y van llenando con los deseos,
nuevas alforjas de pensamientos.

Amor sublime que se sublima,
en los efluvios de la esperanza.
Cariño inerte que muere ausente,
entre las voces de la nostalgia.

Besan los rostros de las verdades,
los suaves labios de la conciencia.
Beben del núcleo de sus esencias,
la misma vida que vive y piensa.

Ronda la noche la duermevela,
con la distancia de sus ausencias.
Más tiernas sienten vivas pasiones,
quienes sus voces la vida expresan.

Sueñan los sueños en la añoranza,
ávidos sabios que no descansan.
La voz cautiva queda y extraña,
predice el tiempo de nuevas magias.

Locos anhelos que nunca cuajan,
que se evaporan sobre las brasas.
Mirada límpida que siempre aguarda,
como una Luna que mira y calla.

Que no se queden en el olvido,
las voces que hablan de la justicia.
Que no se apaguen las voces lúcidas,
que van sembrando válidas vidas.

Que no se pare la voz que tiembla,
con la justicia que solo medra.
Que el amor viva en cada existencia,
sin el castigo ni la soberbia.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri

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