Retornos, huidas, interacciones difusas,
humareda que se escabulle por intersticios,
mientras transito por los eminentes frontis
de tus quimeras y yergo en formas imprecisas
desde la maleabilidad de tu mente, espectro
de un alma nómada, pero sin vestigios
de los pasos en la ruta del caminante,
en mi umbra puedes hallar los milagros
para percibir mis aproximaciones, aunque sordo
no reciba tu dicción, empero, aventajando al
bisel
de las imperfecciones me troco etéreo,
disuelto en el céfiro transito cual átomo
cósmico,
para estropear tus inhalaciones, para remarcar
en tus memorias las remembranzas desahuciadas
con las que en tus pensamientos he de
reconstruirme,
matando a la posibilidad de que algún día me
iré…
entre mieles de toxinas me interno en tus
venas
recorriendo tu ser, inquietando tu sosiego,
hechizándote en el sortilegio que te
desmantela,
soy en tu cuerpo ponzoña y en tu cielo luz
del astro que rompe el blasón de tu abatido
orgullo
que en este trance por el que intento
alcanzarte,
inventaré siempre mil maneras para poseerte.
Pongo improntas en tu garganta, precedentes a
tu boca,
para zarandear totalmente a tu integridad,
para inyectar con sutileza más vida a tu vida,
y aprehenderte en mi prisión, exhibir mi
franqueza,
para cerciorarte de cuán sustancial eres para
mí,
hacer mil recorridos digitales por tu dermis
que sensiblera atiza a tus desvaríos en un
frenesí,
pintando ósculos sobre tus suaves labios
rojos,
extrayendo tu vida y devolviéndote la quimera
con el hálito de la existencia, para reiterar
una y otra vez, este estremecedor acto de
amar.
Como un aliento contenido tu numen
te aborda, mujer, plectros en camadas
arremeten en llamas que no te calcinan,
qué sólo incendian tu integridad, prohibidas
están la calma y la impavidez en tu ser,
locuciones poéticas asientes en balbucir,
y entre sus enlaces te propones a revelar
aquello que sólo tus visores perciben,
enclaustras tu luminiscencia, y remueves
las alas que sostiene tu agobiada inspiración,
en pos de tus sueños, para materializar
pronto lo que tanto pretendes conquistar.
La cuita domina tus entrañas,
porque albergas intensas emociones,
se atizan todos tus anhelos
por saber de mí, porque me añoras,
por las horas transcurridas sin intercambiar
nuestras dicciones, tu pensamiento
se inunda de remembranzas;
amas como amas e impera en ti el descontento
mientras distanciados nos permanecemos,
por esta deserción que nos damos,
tú, víctima de la beligerante melancolía,
sin noticias mías, sólo es plausible
que en cada sueño de la magnificencia de tu
porfía,
mi presencia onírica se haga viable,
alimentando el anhelo de unirnos
en día cuando llegue a ti ... aguarda mujer,
en este trance no debemos sucumbir,
ninguno de los dos debe languidecerse,
reconstruye tus alas y mantente en vuelo,
hasta que se una tu cielo con mi cielo.
Cada vez que improvisto, solo y transido,
en mis pensamientos te recree, mujer,
rememoraré las veces que por las noches
fuiste luna de mi océano, y en el trayecto
de mi andar fuiste sendero, sabré sin duda
que también irrumpiré en tus pensamientos,
porque me amas aunque no estamos juntos,
sé que me buscas de manera concienzuda,
lo sé, porque has sido la presencia de luz
en todas mis horas carentes de compañía,
te pienso … mientras este vida se me presta,
te recuerdo siempre, bello ser, día tras día.
Reconozco haber incurrido en yerros,
empero, sabes que te amo, si te dañé
fue sin percatarme en el acto, fue mi error,
lo sé, merezco una muerte a espada,
tanta plenitud emergente entre tú y yo,
se trocó en un lúgubre y mórbido ambiente
mas no fue con intención, lo sabe Dios,
cometí un acto felón, pero fue inconsciente,
si a tu corazón aprisioné, si me hice tuyo,
si mi sonoridad te acosa desde la oscura
habitación de los recuerdos, a este egoísmo
cruel venzamos y retomemos el entusiasmo,
para no seguirnos extrañando y amando
en la distancia, si aún me amas y te amo,
si aún me buscas y te busco, si yo muero
y también mueres … ¿qué estamos esperando?
De pronto irrumpí en tu mundo, de pronto
te atraje al mío, me troqué en un enigma,
te incité a revelarme, querías hacerlo ya,
invertí la polaridad de cada hemisferio
de tu mundo e impuse las pulsaciones
cadenciosas de tu centro vital, oh tierna mía,
dejándote al punto de casi reventarte,
tu control de mando desconcerté con emociones
nuevas y con osadía rasgué tu mente,
desnudando poco a poco la virginidad de tu
alma,
tus tactos, conexiones, ósculos … de tu
cuerpo,
mas hoy que no estoy, sentimientos encontrados
de añoranza y placidez están por doquier …
recuerdos y complacencias por los hechos
consumados.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario