viernes, 24 de julio de 2020

AMOR POLIÉDRICO.


2563 AMOR POLIÉDRICO.

Sinuosos senderos,
estratégicos recodos,
laberintos sin retorno,
recónditos vericuetos.
Confusas encrucijadas,
sin letreros ni divisas,
oscuros y negros pozos,
negras e insondables simas.

En la oscuridad habita,
agazapado y siniestro,
fieras garras afiladas,
ojos negros como briznas,
del hollín que lleva dentro.
Vigilante, siempre atento,
boca como dos rendijas,
siempre esperando al acecho.

Recio viento cuando airea,
tétrica cabeza pírrica,
en gigantescas orejas,
labios que se difuminan.
Grisácea capa que envuelve,
el temor en carne viva.
Vírica y soez sonrisa,
de una boca terrorífica.

El miedo extendió sus alas,
como etéreos abanicos,
flotando sobre la brisa,
como flabelos extendidos,
entre las negras neblinas.
Flota buscando la víctima,
más preparada y propicia,
susurrando letanías,
sobre cerebros patéticos.

Una sombra se encamina,
una mancha espeluznante,
una niebla sibilina,
que ensucia mentes inanes,
que inhabilita y enquista,
que agarrota en un instante,
el valor y la energía,
que renueva los terrores.

Pero en lontananza brilla,
un destello, como chispas,
como un fuego que se inicia.
Un resplandor se aproxima,
luciérnagas en la noche,
como luceros que miran,
para hacer girar los goznes,
de las puertas de la vida.

Una luz veraz y prístina,
que a la negritud cautiva,
con las alforjas cuajadas,
de sentidos que titilan,
como guirnaldas de luces,
de una verbena florida.
En las tenebrosas sombras,
sale a flote la luz vívida.

Poliédrico amor que rompe,
las sombras que le subliman.
Con los brotes de su aliento,
la negra sima ilumina,
cuando al miedo le hace sombra,
con su ardiente cara nítida.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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