La noche es amiga del silencio,
la luna de los secretos,
el mar de sus misterios,
las nubes del viento.
La noche se cubre con un velo,
a veces es de terciopelo negro,
otras es duro y brillante como el acero.
La noche está llena de ausencias,
bailan todas convertidas en sombras chinescas,
están en el techo y en las paredes reflejadas,
hay estrellas colgadas.
La noche puede llegar a ser odiosa, lenta,
tenebrosa,
te ahoga entre silencios, entre suspiros te
transporta,
sigues mirando esas sombras, son demonios que
te rondan.
Pero ella no teme a la noche, ya es su amiga,
no la quiere de enemiga, es demasiado intensa,
te inhiba,
prefiere unirse a la oscuridad, así no piensa
en nada,
y entre esas sombras endemoniadas, se enreda,
baila con ellas.
Las sombras tienen árboles fantasmagóricos, y
luces colgadas,
ella sigue bailando entre ellas, hasta que
llega la alborada,
va arrastrando los pies, llega sin escarcha,
va muy despeinada,
y ella espera su llegada, no teme a la noche,
teme a la madrugada.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
No hay comentarios:
Publicar un comentario