domingo, 12 de julio de 2020

DE NINFAS BAILARINAS.


No cantarán las voces otro día,
secas de color, de miedo ahítas.
No volverán los ojos a mirar,
de soñadores tonos la alegría.
Eclécticos murmullos sintonizan,
aunando primaveras y sonrisas.

La voz se acuesta enamorada,
entre las sábanas tibias de la vida.
Una emoción del vientre socorrida,
asoma al corazón llena de dicha.
Barreras del dolor que no prodigan,
mensajes en las mentes sumergidas.

Hadas y duendes danzan entre ninfas,
mariposas bailando entre las risas,
de voces olvidadas y aprendidas,
en el hermoso recuerdo sumergidas.
Ha quedado la noche entre neblinas,
amando sin pudor y sin mentiras.

Libido el rostro, se pliega sin mirar,
envuelto entre nieblas ambarinas.
En el suave caminar de las pupilas,
sobre la alfombra amada siempre viva.
Amor sin rendición envuelto en vida,
añorada canción que así levita.

No volverán los sueños que prodigan,
luceros destellantes y suicidas.
Auroras cristalinas, luciérnagas divinas.
No cantarán los ojos en las rimas,
pletóricas de fuego, brasas vivas.
No bailará el jilguero entre la brisa.

Amor sin freno recreándose en la cima,
abajo el vendaval sin las colinas,
ardiente secarral sin brillo en la calima.
Sal de tu corazón amor y mira,
como alcanza la luz a las orillas.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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