martes, 14 de julio de 2020

EN UN PLETÓRICO BESO ...


Pensamientos que acarician,
como delicadas manos,
como élitros de seda,
como plumíferos besos,
que arroban con sus encantos.
amores que van llegando,
como auroras que despiertan.

La voz pausada en los labios,
arrebatando la siesta,
amores de contrabando,
que invaden vidas ajenas.
El viento febril penetra,
entre desaires y agravios,
como una daga siniestra,
cargada de olores ácidos.

Quiere el dolor ser el rey,
la maldad quiere ser reina.
Quiere ser príncipe el miedo,
la falsedad ser princesa.
Así, desprecio y rencor,
pretenden ser la nobleza.
El amor rompe las reglas,
arrasando lo que encuentra.

Mana la fuente vergüenza,
de su vientre de protesta
y va sesgando los hechos,
para tapar lo que queda.
Arropa el tiempo su efecto,
con la voz de su saeta
y se desgranan las notas,
del amor que se respeta.

Batel que rompe las olas,
con la quilla de su proa
y va tejiendo la espuma,
que a su navegar adorna.
Así, transcurre la vida,
cubriendo promesas rotas.
El amor solo sucumbe,
cuando sus vientos aflojan.

Enamorados los flecos,
que quedan en las alfombras,
donde va pisando el tiempo,
con su pesada aureola.
Entretejidos amores,
entre la urdimbre que llora
y una ilusión que se duerme,
soñando con ser aurora.

Veredas de orillas limpias,
por donde el alma camina
y el sendero hecho brisa,
para transitar sin prisa.
Amores en cada huella,
impregnando a quienes pisan
y una arboleda que arrope,
en el frío de la partida.

Amor que subyuga y vence,
con su poderío suicida,
enarbolando el deseo,
como su enseña y divisa.
Amor que el verbo acaricia,
con el legado que ofrece,
en un pletórico beso,
cargado de fantasía.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

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