domingo, 16 de agosto de 2020

COMO UN MANANTIAL SE ALEJAN.

En un lugar recóndito,

donde todo es eterno,

solo existe el presente,

repleto de deseos.

Donde vive el instante,

cuajado de momentos.

Partículas de tiempo,

que flotan como versos,

entre nubes de sueños.

 

Se apropia la nostalgia,

en el sentido acento,

de un apacible tiempo.

Una fracción se aleja,

arrancada al recuerdo,

una brizna de ausencia,

una esquirla de beso,

una promesa efímera,

acudiendo a su encuentro.

 

Variopintos lugares,

donde el color es dueño,

lugares donde bailan,

las hadas y los elfos.

La variedad fantástica,

de formas y conceptos,

entretejiendo el tiempo,

de infinitos encuentros.

En la noche plateada,

el verso está despierto.

 

Corazón que palpita,

como golpes de viento,

sobre un pecho que grita,

henchido de deseos.

Se cuece en la marmita,

con febril aderezo,

una mágica pócima,

para vencer al miedo.

Una pérfida llama

se ha encendido por dentro.

 

Arcanos los recuerdos,

sobrevenidos, ciegos,

entrando en los cerebros,

con sutil desenfreno.

Una oculta corriente,

se desliza en el tiempo,

ágiles movimientos,

buscando el pensamiento,

acuden sin parar,

como ansiosos viajeros.

 

Un amor de contrabando,

escapó del corazón,

que palpitando sonaba,

como un viejo acordeón.

Huyó sin decir adiós,

llevándose mil pedazos.

En mil añicos, sin voz,

quedó el corazón pasmado.

La pesadilla acabó,

al despertar del letargo.

 

Lejos el agua se aleja,

del origen donde nace

y en su camino renace,

la vida que va mojando.

Amor y vida soñando,

como un manantial se crean.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

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