miércoles, 26 de agosto de 2020

ENTRE BRUMAS Y MAGIA.

En un rincón del alma,

se acurruca la pena,

en volandas llevada,

como un suspiro, yerta.

Volátil, pero llena,

de la ausencia que llora.

 

Susurros en el aire,

que evocan su presencia,

de un aroma el desaire,

que a su paso te altera.

Un halo va sembrando,

de élitros de esencia.

 

Corazón de madera,

que entre latidos medra,

palpitando entre notas,

de una letanía tétrica,

una sombra chinesca,

pegada a su materia.

 

Se va, yendo despacio,

como quien huye a medias,

entre vapores mágicos,

como una pluma incierta,

que flota fría e inquieta,

inhalando el espacio.

 

Simiente de la mente,

que crece en sus ideas,

en la frondosa esencia,

en su pensar ingrávida,

pletórica engrandece,

su inalcanzable meta.

 

En la luz sobrevive,

se embebe en su existencia,

libando de las ansias,

del amor que embelesa,

cuando el misterio besa,

su perfecta existencia.

 

Un amor prematuro,

ha entrado por la puerta,

poseyendo las almas,

con su eterna belleza,

en la pálida aurora,

cuando la vida sueña.

 

Bellas son las miradas,

bellas son las maneras,

cuando la mente tiembla,

y enajenada sueña,

cuando al sentir despierta,

de su cálida siesta.

 

Amor de carne tierna,

de la sangre que emana,

de la inaudita fuerza,

que su deseo abraza,

gigantescas cadenas,

que a su poder te atan.

 

Amor de primavera,

que en el estío declama,

sus versos en la arena,

como una serenata,

que hasta el invierno llega,

su insondable mirada.

 

Vino entre finas sedas

y entre tules se marcha,

misteriosa y altiva,

una musa que danza,

un febril sortilegio,

perdiéndose en la nada.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

No hay comentarios:

Publicar un comentario