Veo como llega la mañana, despidiéndose la luna de la noche y de sus estrellas; tan a la perfección que en ocasiones siento que no quisiera separarse de ellas, también siento la delicadeza del sol cuando llega; con tan profunda tristeza, sintiéndose completamente solo porque quien se acerque lo quema.
Son polos opuestos, la noche del día; el calor
y el frío y mi mente, mi mente intranquila te piensa, te describe
maravillosamente, te pinta tan descriptiva, como haciendo música con poesías,
como de un lienzo en pintura, tu figura y tu cara dibujara en acuarelas.
Te describo y te pinto bajo un cálido sol
frente al mar o en un atardecer los dos tomados de la mano, ambos viendo el
anochecer y también el momento en el que el amanecer nos atrapa imprevistos, robando
de nosotros la atención.
Describir la maravilla con la que mis ojos
observan la noche y el día, tu cara, tu cuerpo, tus besos, tu aliento y tu
hermosa sonrisa; es memorable, es el sentimiento más exquisito, como si
detallara la perfección en un cuadro; como si en ti, observará todo lo bello
del mundo, como si tan solo al tocarte conociera todo y más.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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