Por favor, ven, quiero que sigas al pie de mi cama, quisiera seguir arropado con tu cuerpo, con tus ganas; tan solo quédate por un instante o por lo menos por una vida, pero quédate conmigo, con mi alma ya que la tuya si te vas pueda estar perdida.
Déjame llenarte de amor como lo haces tú cuando
me miras, déjame ser tu eterno amor así como de eternas son las margaritas;
pero ven por favor no te vayas, dame tu amor, tu pasión, tus ganas.
No te vayas si tus ganas son las mismas que
las mías, no lo pienses y solo duerme en mi pecho mientras recorro tu cuerpo con
caricias, aun no lo hagas, déjame llevarte al mundo de lo imaginable, ven,
desnudemos nuestras almas y entremos a la locura de nuestras vidas.
No dejes pasar el momento donde nuestros
cuerpos se aman, no dejes que las horas continúen porque de ser así, el tiempo
de nosotros probablemente acabé; no te dejes llevar por la prisa, porque a la
vuelta de la esquina es probable que la vida se acabe, tan solo no te vayas y
vivamos horas de un amor inalcanzable.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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