Sigue hablando, no te escucho
tus palabras suenan huecas
ya ninguna me sorprende,
se acabó por ti mi gusto
tienes abierta la puerta
si quieres sal para siempre.
Nos une solo un papel
y un convenio quebradizo
que se está pulverizando,
me cansó tu pequeñez
tengo un amor escondido
y en sus besos te he olvidado.
Si prefieres yo me voy
nada de aquí necesito
puedo volver a empezar,
es por el bien de los dos
ya no seremos ni amigos
todo ya ha quedado atrás.
¿Qué parte no has comprendido?
¡Nada ganas con llorar!
Ya te dije, ¡No te escucho!,
para mí ya eres olvido
y aunque duela la verdad
tu nombre me suena a insulto.
Y hoy que pasaron los años
todavía me pregunto
al recordar tu desdén:
¿Por qué al sentir tu rechazo
se me vino encima el mundo
y perdí la lucidez.
Me parece que fue ayer
que sin piedad me humillaste
y me azotaste la puerta,
ya no nos une un papel
y si ayer no me escuchaste
no me escuches hoy de vieja.
¿Dónde quedó tu hermosura,
dónde tu gran vanidad?
¿Se te acabó ya el orgullo?
Tal vez será mi locura
pero hoy que te oigo rogar,
tus ruegos no los escucho.
No creas que es por venganza
simplemente a quién no existe
no se le puede querer,
suenan huecas tus palabras,
como sé que me entendiste...
¡Vete ya con tu vejez!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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