Mis letras alzan el puño
mientras gritan ¡Libertad!
No quieren ser acotadas
ni obligadas a rimar,
cansadas de hacer sonetos
y uno que otro madrigal
protestan porqué a las sílabas
siempre se deben contar.
Las vocales hacen huelga
y las quieren apoyar
las consonantes gritando
¡Ya queremos dignidad!,
mas mi pluma lo rechaza
y con gran habilidad
ya se ha quedado sin tinta
por tal no puede pintar.
Y se les une el papel
que se ha venido a arrugar
y si acaso se pudiera
todo se va a derramar,
pero las letras unidas
frases se vieron formar
las cuales al agruparse
se leyó sensacional.
Esto fue lo que escribieron
por tal … ¡Tendrán libertad!
No hay poeta como tú
pues eres el más grandioso,
cualquiera que a ti te leyera
sabrá adorar tus poemas
porque haces a lo feo hermoso,
pues tu pluma pinta con oro
y al deslizarse sobre el papel
crea universos tan diferentes
que cualquiera los podría leer.
Porque tu prosa es edén
y es tu rima deliciosa,
mereces que te llamen maestro
y se te haga un monumento
hecho de mármol con joyas.
Oh, ¡Dios de los poetas!
Creador del arte fino,
deja ya libre a tus letras
pues la poesía verdadera
no depende de un estilo,
y ya no atiborres a los libros
con poemas de banqueta.
¡Viva el rey de los poetas
y que muera la poesía que es clásica!
¡Ya queremos libertad,
no nos obligues a rimar
con las reglas literarias!
Porque a nadie causa gracia
que por forzar a los versos
éstos suenen gachos y llenos
de licencias ordinarias.
No sé sí se vayan a huelga
o vayan a renunciar
solo sé que están pendejas
mis letras al protestar;
las dejaré con sus churros
pero pueden estudiar
para hacer versos sublimes
con medida y buen rimar.
¡No se vayan no me dejen!
¡Díganme porqué se van!
Está bien, de vez en cuando
yo les daré libertad.
Ya regresaron mis letras
y aquí le voy a parar,
yo no sé hacer versos libres...
¡Pero lo voy a intentar!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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