martes, 25 de agosto de 2020

VERTE PASAR.

Niego a mis sentidos,

tu fija presencia,

cuando la casualidad,

cruza nuestros pasos,

tu andar de sol,

perturba mi falsa indiferencia,

que rendido me entrega,

cual reo a tus brazos.

 

Como quisiera huir,

al filo de tus ojos,

que rasga mi piel,

y me desangra,

y me fluye este deseo,

que sepulto en un sonrojo,

y maldigo el instante,

que al pasar,

robas mi calma.

 

Pasas a mi lado,

y  no existe nada más,

el capricho de tu sombra,

a tu vera dicta andar,

y sonríes a mi angustia,

y guardo el beso que no das,

mas girándote la espalda,

un suspiro de mis labios,

a tu faz no llegará.

 

Si desnudo de orgullo,

quiebra el tiempo cuando pasas,

llegaría más allá de mi pasión,

mutilada en tu prisa,

y con la misma intensidad,

de este anhelar cobarde,

te haría el amor con rabia,

desde el morbo más oscuro,

hasta la más sutil caricia.

 

Te haría el amor,

que nunca imaginaste vivir,

hasta que a ecos de la fiebre,

allá tu páramo sediento,

un sorbo de mi sexo ruegue,

y ya iracundo  a tu reclamo,

como la esquiva nube,

pasaré sin complacerte.

 

Tal vez entre la gente,

que a mares desanda la ciudad,

un guiño del azar

nos ponga frente a frente,

y  al cruzar la  vieja calle,

acaso extrañarás,

la mirada que otro tiempo,

te buscaba indiferente,

o el asomo del  suspiro,

que yo arranqué del aire,

para callar así,

mi urgencia por tenerte. 

 

No he de volver la cara,

porque te irás borrando,

como se ahoga el sol,

en el puntual ocaso,

como el aroma hundido,

allá en la flor que duerme.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

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