lunes, 17 de agosto de 2020

SENDAS, CAMINOS, SENDEROS.

El oscuro callejón,

donde se esconde la duda,

negro rincón donde muta,

la caprichosa opinión.

 

La razón quedó en cuestión,

al pensar que todo muda,

solo el tiempo no permuta,

en su inalterable son.

 

Palabras que son pregón,

de lo que vence y caduca,

el viento su rumbo oculta,

en su irascible interior.

 

Pasión frenética y cálida,

sutil y arrebatadora,

arrogante y seductora,

valiente, febril y loca.

Pasión que la mente nubla,

truena más,

que el mismo trueno.

Ardiente, se torna pálida,

cuando enmudece su acento.

 

Sonidos que el aire aleja,

como volutas de humo,

diluyéndose en el viento,

como una brizna, sin rumbo,

 

Caminos que diseñó,

en su caminar constante,

sembrando de duras huellas,

en busca de su destino.

Cuajado de sensaciones

y de emociones pletórico,

camina, siempre camina,

el eufórico pensante.

 

Un sendero laberíntico,

abraza dudas y sueños

y pensamientos recónditos,

acuden en su desvelo.

 

La senda se va cubriendo,

de pasos que la conforman

y van quedando pedazos,

de vidas que ríen y lloran.

 

Esa mañana radiante,

despejó la mente humana,

dando luz a las ideas

y a la pasión, la esperanza.

Caminó sin prisa, ufana,

ahíta de sabiduría,

en sus manos el valor

y en el corazón la calma,

salinas gotas de amor.

 

El verso el nervio cruzó,

para resaltar su esencia,

rima sabia en las retinas

y en la estrofa, el corazón.

Magia, que vive quien piensa,

que también sangra el amor.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

No hay comentarios:

Publicar un comentario