viernes, 21 de agosto de 2020

VIEJO BATEL, NUEVOS TIEMPOS.

Viejo batel que navega,

con las remendadas velas,

al socaire de los vientos,

viejos tiempos que susurran,

en los oídos atentos.

La mar procelosa aúlla,

con el poder de su acento

y va empujando la nave,

grácil, como sus anhelos.

 

Impulsa el amor la vida,

como la ola al velero,

estelas que van quedando,

holladas en carne viva.

Azota el viento la nave,

de la verdad que se agita

y va dejando razones,

de cada aliento que vibra,

del verbo que vive y grita.

 

Viejo desván de recuerdos,

sin orden, como luceros,

aparentemente yertos,

pero latentes cual verso,

que anida en el pensamiento.

Ahítos yacen perdidos,

como perdidos los huesos,

del naufragio de los tiempos,

como de deseos, rimeros.

 

Al socaire se desvelan,

los ocultos sentimientos,

secretos entre la voces,

entre recuerdos latiendo,

atentos entre las sombras,

pertrechados al acecho,

como en tensión el felino,

esperando su momento.

Caliente fluye la sangre,

para engrasar el aliento.

 

Lo viejo abraza lo nuevo,

en una danza de tiempo,

entre los gestos bailando,

como amantes, en secreto.

Rictus que mueven el mundo,

con los ojos de su empeño.

Tildada la voz se arrima,

con pasos tibios y lentos.

No se oculta la mirada,

que se refleja por dentro.

 

Viejo batel que navega,

tambaleando sus deseos,

en las procelosas aguas,

que agitan velas y vientos.

Se agrieta la voz, que rompe,

entre el ruido del recuerdo.

El curtido timonel,

firme al timón mira lejos,

donde se plasma la vida,

en todos sus elementos.

 

Amor de irisadas voces,

pletóricas de deseos,

vagabundo que camina,

buscando un refugio nuevo.

Incansable cual viajero,

buscando nuevos senderos.

Sedosas voces de nácar,

como de Luna, reflejos,

en las miradas oculto,

esperando un nuevo encuentro.

 

Viejo velero que surca,

veloz como el sentimiento,

apasionado navega,

contento de sus remiendos.

Las manos, como sarmientos,

firmes al timón se ajustan,

como la alianza al dedo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

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