Negro agujero, es el pasado,
que atrapa sin descanso,
si a su abismo te asomas,
y miras demasiado.
Un poder absorbente,
si olvidas el presente,
si no miras al frente,
si miras de soslayo.
Se agrieta la cordura,
se disfraza el respeto,
se azuza la locura.
Es la verdad desnuda,
la nobleza que brilla,
la total existencia,
sin camuflaje enseña,
desentraña la bruma.
El sentido es la savia,
que nutre la estructura,
y son los sentimientos,
los que alientan y suman.
El amor no hace daño,
si es verdad su textura,
y el corazón el mago,
que la ilusión procura.
Profetas que se arrugan,
de promesas de espuma,
sortilegios que engullen,
la belleza escondida.
Una nota que flota,
la volátil burbuja,
la voluta que late,
la razón que palpita.
Compañeras ausentes,
de ausentes fantasías,
de razones latentes,
que susurran y gritan,
un suspiro silente,
un esbozo de risa,
y el color transparente,
de un cuerpo que transpira.
Auténticas las sombras,
falaces son las ninfas,
verdaderas la luces,
falsas las fantasías.
Son las sombras las fauces,
las luces son las risas,
y la música el néctar,
que alimenta la vida.
Una ráfaga de aire,
la parlante mirada,
de una faz que cautiva.
Unos labios que lloran,
unos ojos que miman,
y la cruel dentellada,
de una cruel pesadilla.
El amor se desnuda,
cuando la carne vibra.
El pasado te abduce,
y el presente te grita,
es el hoy el futuro,
que se acerca deprisa.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario