Se me escapan los versos, uno a uno.
a buscar un lector que los acoja,
anegando mi alma de congoja,
dejando un corazón, muy triste y bruno.
Porque con cada verso que compongo
se desprende un pellizco de mi adentro
y se produce un firme reencuentro
de mi conciencia y el fin que me propongo,
pero al hurgar en mi alma, en su proceso,
se reabre su más íntima herida,
al palpar la miseria sin medida
que deja un corazón tocado y leso.
Miseria de los parias y olvidados,
y hambre y dolor de niños inocentes
enredados en guerras permanentes,
y a una muerte prematura destinados.
Dolor de las mujeres maltratadas
por bestias inhumanas y salvajes,
del maltrato a la tierra y sus parajes
con abulia y desidia desatadas.
Ahora, sólo me alienta la esperanza
de arañar con mi verso una conciencia
procurando dotar de transparencia
mi dolor, nivelando la balanza.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Genial!
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