Los sueños son como vidas,
en la fantasía soñadas,
nostalgias arrebatadas,
realidades constreñidas.
Soñadores, que despiertos,
van vistiendo de colores,
la realidad que fustiga.
Soñando la duda gira,
en un tormento suicida.
Canciones que se subliman,
en sentimientos sinceros,
y van dejando recuerdos,
entre las células vivas.
La sangre en un carrusel,
calienta, y en un no parar,
los sentimientos lubrica.
No frena lo que palpita,
ni el desprecio, ni el amar.
Auténticos van soñando,
soñando viven despiertos,
los recordados pedazos,
entre los recuerdos presos.
Caleidoscopios que giran,
en un febril torbellino,
de colores imprecisos,
que desvaídos se olvidan,
entre los soñados tiempos.
Latidos dictan presagios,
alientos sueñan y aspiran,
mientras impelen los vientos,
las dichas y las fatigas.
Preludio que anuncian nuevas,
nuevos ritos, nuevas formas,
nuevas miradas cautivas,
nuevos ojos que cautivan,
nuevas y mágicas vidas.
Los sueños, como palomas,
aletean entre las sábanas,
en las mullidas almohadas,
en las cabezas dormidas,
entre las mentes aladas,
que hasta el universo vuelan,
en las guedejas de vida,
de sus mentes volanderas,
surcando cielos y cimas.
Llegó la noche deseada,
frunció los labios la vida,
y en un sonrisa tímida,
plasmó la esperada dicha.
Cantó el ruiseñor sin nombre,
porque sin nombre es la vida,
y sin nombre van quedando,
las pasadas alegrías.
Las voces quedas se hablan,
entre las almas que gritan.
Amor entre las costuras,
de vestiduras que brillan,
besando las cicatrices,
de encarnecidas heridas.
Amor que entre sombras vive,
y en las luces se reaviva.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario