Con cariño para Marta.
Sol y Luna van juntos,
unidos danzan siempre,
en el paso se alternan,
como buenos amantes,
en un canto a la Tierra.
Luna de los deseos,
Sol de las primaveras,
locos enamorados,
danzan, viven y penan,
en liza permanente.
No se ausenta quien siente,
al dolor no se acerca,
del rencor se arrepiente,
quien en sus carnes yerra,
se alejan quienes mienten,
quien de soslayo observa,
y de la vida ausente,
solo en su dicha piensa.
No se aleja el silente,
que sin hablar acierta.
En el filo de un hilo,
el viviente camina,
a la vida prendido,
como al vaivén la brisa,
el vestido le encubre,
le tapa el estribillo,
de tonos sin medida,
la levedad le agrede,
en su cáscara medra,
y en equilibrio sueña,
con lograr lo que anhela.
Loca carrera emprende,
pronto quien huye frena,
desbocados sentidos,
que al galope atropellan,
Se cerraron las puertas,
y se abrieron las mentes,
floreciendo la idea.
Sempiterna corriente,
que arrastra vidas plenas,
que con ímpetu impela.
Sonoras son las voces,
que su quejido elevan,
y asonantes respuestas,
ignoran su cadencia.
Amor entre los pliegues,
de las pieles maltrechas,
a flor de piel el viento,
de la febril marea,
estrambóticas formas,
que al devenir recuerdan.
Amor de contrabando,
amor de pura cepa,
amor entre las sábanas,
perlando el sueño tibio.
Amor en las trincheras,
al socaire del tiempo,
amor entre las ruinas,
amor en cualquier época.
El sueño se ha dormido,
cuando el amor despierta.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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