lunes, 15 de febrero de 2021

EN UN GESTO DIMINUTO.

Pequeños detalles suman,

grandes corazones aman,

son los errores pequeños,

que sumados causan bajas.

Los grandes hombres no son,

grandes mujeres tampoco,

quienes olvidan lo ínfimo,

y se alejan de lo obvio,

está lo grande en el átomo.

 

El corazón se despierta,

con la luz de la mañana,

cautivo de anocheceres,

de las noches añoradas.

El beso fugaz y efímero,

la caricia tentadora,

la mirada que agradece,

la sonrisa que emociona,

el verso que siempre aflora.

 

Detalle insignificante,

que más vale que un abrazo,

hecho por mera costumbre,

una mano que levanta,

una caricia que salva,

la sonrisa de un instante,

que te deja sin palabras,

un gesto que dice tanto,

que puede salvar, o mata.

 

Es pequeño lo que envuelve,

lo que palpita es enorme,

enanos cuerpos que laten,

de corazones gigantes,

reducidas cicatrices,

que dejan enormes traumas,

y son las pequeñas olas,

las que acarician la playa,

íntimos sueños que aman.

 

Latió el corazón pequeño,

con la fuerza inusitada,

del aliento de un volcán,

de la furiosa tormenta,

del colérico huracán,

del tifón que el mar levanta,

del tamaño de una estrella,

de una colosal galaxia,

cuya luz baña y exalta.

 

Es diminuta la talla,

y más ínfima la nota,

que nace de la guitarra.

En la mínima expresión,

caben todas las palabras,

y en un dedal de emoción,

mares de amores que aman.

En el hueco de la mano,

la riqueza que nos falta.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

No hay comentarios:

Publicar un comentario