jueves, 11 de febrero de 2021

LA SOLEDAD VIENE Y VA.

La soledad viene a verme,

con sus ajados ropajes,

en su profunda mirada,

infinitas soledades,

contradictorias diatribas,

pacíficas reflexiones,

sabe de amores y viajes,

cargada de fantasías,

en su pesado equipaje.

 

La soledad viene a verme,

recordando y recordarme,

de melodías impregnada,

en su complejo andamiaje,

con el tiempo sintoniza,

vieja llena de coraje,

que amilana o dulcifica,

que se viste y se desnuda,

con los sueños que le placen.

 

La soledad me acompaña,

en el laborioso viaje,

que me conduce al mañana,

y da sentido a las tardes,

se recrea entre las sábanas,

en la ensoñadora noche.

Va caminado conmigo,

con palabras de reproche,

o alentadoras palabras.

 

La soledad viene y va,

como en un juego se esconde,

y se asoma sibilina,

con el ruido de los goznes,

de las cerradas ventanas,

en las pesadas cortinas,

y en los oscuros rincones.

La soledad se va y viene,

como brisa o vendaval.

 

Va y viene la soledad,

presa en antiguas imágenes,

preñada de sensaciones,

de sentimiento va y viene,

no desperdicia el raudal,

de antiguas vidas y amores,

en la mente se desplaza,

en las neuronas se entrena,

en cada aliento, va y viene.

 

La soledad me visita,

sin avisar y sin cita,

de mis cuitas se apodera,

para pensar por sí misma,

el corazón parasita,

y a veces, como una amiga,

hasta te hace llorar.

Qué sabia la soledad,

que en lo más oscuro, brilla.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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