jueves, 11 de febrero de 2021

DE SECRETOS Y ATABARES.

Escondida entre los pliegues,

que va dejando la historia,

se recrea la memoria,

algunas veces vibrante,

amarga y ácida otras,

a menudo sentenciosa,

de vez en cuando dolosa,

vestida de viejas ropas.

 

Acuden sin preguntar,

irrumpiendo como locas,

como pulsiones sin normas,

atravesando la vida,

sacudiendo sin dudar,

incitando sin demora,

impulsando actos febriles,

hechos viles que derrotan.

 

Se van derribando muros,

trincheras se van cavando,

las vidas se van cercando,

se cierran viejas heridas.

Cicatrices en los labios,

de palabras de vergüenza,

verter en el aire agravios,

fatuas volutas sin vida.

 

Sabe el árbol que es la tierra,

la que su vida sustenta,

y a pesar de su vejez,

la pura esencia recuerda.

Llega el recuerdo voraz,

mordiendo lo que se encuentra,

indelebles cicatrices,

deja en su loca carrera.

 

Oculta entre los rincones,

la memoria nos acecha,

para endulzar los recuerdos,

o agriar sin recato fechas,

va invadiendo los espacios,

que va dejando la prisa,

vacíos de sentimiento,

entre latidos sin vida.

 

Se levantan más fronteras,

nuevas murallas se izan,

y el recuerdo se conmueve,

ancestrales agonías.

El corazón se revuelve,

sobre sí mismo, con prisa,

y cada golpe de pecho,

una muralla derriba.

 

Camuflada en las tinieblas,

impertérrita se aviva,

la viva y ágil luciérnaga,

como esperanza sin mácula,

flota eterna rediviva.

La flor sabe que es la tierra,

en donde nace y renace,

la de su belleza prístina.

 

Si sabe el amor de fábulas,

de quimeras también sabe,

de realidades se llena,

va alimentándose de hambre,

de la pasión sin fronteras,

de emociones que le sacien,

de efluvios que le contengan,

de secretos y avatares.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

No hay comentarios:

Publicar un comentario